06 noviembre, 2006

Nuestra primer ofrenda



Mis raíces maternas tienen su origen en la península de Yucatán. Mis abuelos vivían en un pueblo llamado Acanceh y en la ciudad de Mérida. Gracias a esa herencia cultural, cada noviembre disfrutábamos del tamal de muerto, llamado PI, del chocolate con agua, además del tradicional pan y de otros platillos como frijol con puerco y cochinita. La ofrenda dedicada a nuestros muertos siempre ha sido vasta. Mi madre y mis tías se esmeran por darle gusto a todos en lo que más les gustaba en vida. No faltan la cerveza ni el aguardiente.

La imagen que ustedes aprecian en esta entrada es la primer ofrenda que ponemos en casa, y se debe al esfuerzo y dedicación de Vero, que también tiene esta tradición familiar. Nuestra ofrenda fue más sencilla, pero igual vale. Deseo que Luisa, María Emilia, mi hermana, Felipe y Porfirio hayan disfrutado este pequeño homenaje.

Espero colaborar más intensamente el año próximo para ofrecer a mis muertos esos platillos que con tanto placer degustaban. Así cierro esto ciclo de ofrendas. Gracias a todos por sus comentarios en las pasadas entradas.

1 comentario:

Erick Fernando Rivera P. dijo...

Q onda prof. no habia podido entrar a tú blog pero ahora que entre vi que has metido muy buenas fotos, por cierto creo q los dos estuvimos siguiendo la marcha del 2 de octubre....

espero me visites en mi blog y me hagas unas críticas porfa ok...

espero te acuerdes de mí.

ATTE. Tú ex alumno Erick