22 enero, 2008

Bonampak, recorrido por Chiapas (parte II)






Después de unos cuantos días de abandono, proseguiré con el relato de mi recorrido por Chiapas… Cuando finalicé mi visita a la zona Arqueológica de Palenque, me dirigí directamente al hotel donde me hospedaba, tomé un baño y caminé al centro para buscar un lugar dónde tomar un buen café, sin embargo, mis pasos me llevaron hacia la plaza principal de Palenque pueblo, donde de nueva cuenta me volví a sentir solo.

Durante un rato miré a las parejas que estaban sentadas alrededor de la plaza y también a las aves que volaban saludando al atardecer. Pasaron varios minutos y yo no hacia otra cosa más que mirar el vuelo rítmico y por momentos monótono de esos molestos pajarracos, cuyos graznidos terminaron por fastidiarme, así que opté por abandonar el lugar.






Tras algunas horas, recobré el valor y decidí que al día siguiente viajaría a Bonampak y Yaxchilan, zonas Arqueológicas que se encuentran en la Selva Lacandona y en los márgenes del río Usumacinta, cerca de la frontera con Guatemala.

En una agencia de viajes me informé de que podía pasar una noche en un campamento a cargo de indígenas lacandones. Mi estado de ánimo me sugirió que sería lo mejor… así que no dudé más… quería algo de soledad para confrontarme sin miramiento alguno.

A la mañana siguiente salí rumbo a Bonampak, durante el camino trabé amistad con gente de Colombia… y me enemisté sin querer con un alemán al cual le pisé un pie. Como mis disculpas no fueron suficientes, decidí olvidar el asunto.

Llegar a Bonampak es algo inusual porque debes recorrer un largo camino de terracería que fue trabajado por los lacandones. Estos cuentan con camionetas para acercarte a las pirámides. En dicha zona destacan no sólo las lápidas sino los restos de antiguos murales prehispánicos que han resistido no sólo el paso de los años sino las imprudencias de los turistas.






Son pocos los murales o pinturas que quedan del imperio maya, así que cuando se llega a Bonampak es una obligación apreciar las escenas que destacan parte de la vida de los antiguos gobernantes de estas ciudades que en su momento y por diversos motivos fueron abandonadas.

Rumbo a la salida de Bonampak, me topé de nueva cuenta con unos viejos conocidos de los tiempos de la universidad, viejos conocidos con los cuales no llevo una gran amistad, así que el encuentro no fue muy grato. Al final me llevé una gran satisfacción pues tras una breve plática pude retratar a un niño Lacandón, y creo que esa es la mejor imagen de mi viaje a esa zona de Chiapas.