Muchas de las imágenes de esta bitácora han surgido de la poética de Joaquín Sabina. En su más reciente producción Vinagre y Rosas, el dioni nos entrega otra pieza de aquellas que estremecen los sentidos hasta llegar a regiones inexploradas del alma.
Cada que escucho a la Virgen de la Amargura me llegan ecos de sitios de rompe y rasga, de madrugadas en solitario, de hielos en vasos largos, de risotadas ajenas y odiosas, de olores etílicos y de gente que mira sin ver. Esta imagen es mi Virgen de la Amargura. A veces, de madrugada, escucho su llanto, su súplica, sus llamados a esos hijos que la hemos abandonado.
Para tenerla cerca, una madrugada desprendí del muro de un sitio conocido esta imagen, y me la lleve hasta la casa, donde todos los días me aguarda su tenaz mirada.