06 julio, 2010

Reencontrándome en viejos sitios


Sobre una obra poética de Fernando Pessoa. Autor: Arturo Ávila Cano. Año 2010.


Hacía bastante tiempo que no me detenía en la página zonezero, del gran fotógrafo mexicano Pedro Meyer. Buscando una frase relacionada con la imagen, volví a encontrar un memorable ensayo fotográfico que Pedro captó a lo largo de muchos años. En ese ensayo se concentra la historia de sus padres, y finaliza con la muerte de ambos debido a una enfermedad terminal. Meyer logró diseñar una historia de una gran carga emotiva. El trabajo es de un gran virtuosismo estético, ya que combina las imágenes, con una voz en off que intensifica el dramatismo de la historia, y todo acompañado de una suave música.

El trabajo en cuestión fue nombrado como Fotografío para recordar, y si están interesados les dejo el enlace directo.

Al verlo, un se pregunta si tendríamos las agallas para hacer lo mismo que hizo Meyer, registrar no sólo la felicidad, sino también el desconsuelo y la tristeza, sobre todo cuando ambas rondan nuestro ámbito familiar, y no el de los demás. Otras preguntas sobre la imagen vienen a la mente al repasar cada una de las fotografías. Pero para juzgar la obra es preciso desprenderse de cierto juicio moral, en el cual fácilmente se puede caer.

Asimismo, al proseguir con mi periplo por zonezero hallé una historia breve, cargada de símbolos, en la que se narra la breve relación entre dos grandes personajes de nuestro siglo: el escritor argentino Jorge Luis Borges y el fotógrafo francés Henri Cartier Bresson. Esta es la historia:

fotografía de Pedro Meyer

El regalo de un poeta ciego
Escrito por Pablo Cabado, de Argentina

"Un día Cartier-Bresson recibe una llamada telefónica de parte del escritor Jorge Luis Borges, quien deseaba saber si iba a aceptar un premio, al cual Borges quería nominarlo.
El premio era ofrecido por una rica mujer que vivía en Sicilia. Era para todo tipo de artistas. Lo que distinguía este premio de la mayoría de los otros era que el ganador del premio anterior,nominaba, después de dos años, al siguiente. Y ahora Borges quería darselo a Cartier-Bresson. ¿Por qué a mi? preguntó. Porque soy ciego, dijo Borges, y quiero dartelo en reconocimiento a tus ojos.
Cartier-Bresson sintió que no podía rechazar a Borges, así que viajó a Palermo para la
ceremonia de premiación. Allí fue hospedado en un viejo hotel de alta reputación. El nombre, o algo parecido, era familiar para él. Finalmente encontró por qué. Era el hotel en el que se habían hospedado sus padres en su luna de miel. Él había nacido nueve meses después. En este mismo hotel, donde fue alojado porque sus ojos habían ganado un premio, él había sido concebido."

Esta entrada la dedico a Mónica

Entre otras cuestiones que tienen que ser discutidas desde varias disciplinas, ambas historias nos permiten comprender la gran relación entre imagen y palabra. Sin duda.