09 octubre, 2007

Y ahora, el del cumple soy yo...y esta va por mis 39 octubres




38 dicen que aparento, según Sabina.
Gracias por los besos, los abrazos y las llamadas.

Nací siete días después de la matanza de 1968. Mientras este sujeto veía la luz por vez primera vez, sin entender aún que sería el motivo esencial de su contradictoria existencia, otros muchachos recibían una criminal palada de tierra. Matar era la respuesta del gobierno para aquellos que gritaban y exigían libertades cívicas y apertura democrática.

Tiempo de festejos y banderas olímpicas para algunos, tiempo de luto, rabia, coraje e impotencia para otros, luto en las banderas de algo que se llamó Consejo Nacional de Huelga.

Han pasado casi cuarenta años de esa matanza en la Plaza de las Tres Culturas. Se sabe quiénes dieron las órdenes, pero no se ha juzgado a nadie. En México no existe la justicia.

Procuro ir todos los años a la marcha del dos de octubre. Cada vez voy con más desaliento.

Amigos, les invito a ver y comentar las imágenes que capté en esta ocasión.

Gracias.

08 octubre, 2007

Marcha en conmemoración por la matanza del dos de octubre de 1968

De vuelta al fotoperiodismo...

Estas son algunas imágenes que capté en la pasada marcha del dos de octubre en la ciudad de México. Hace tiempo que no tomaba imágenes de esta manifestación de repudio en contra del gobierno mexicano... Como de costumbre asisten algunos de los líderes de 1968, grupos de sindicatos, de univesitarios y de jóvenes anarquistas que van causando alguno que otro desmán a su paso por las calles del centro.
En esta ocasión me propuse utilizar la baja velocidad de obturación y el flash para obtener algunas imágenes peculiares; espero haber conseguido mi propósito.
Sobre la marcha... mejor ni opino. A un gobierno olvidadizo -la democracia nos ha servido de muy poco para encarcelar a los verdaderos culpables de aquella matanza- se suma la intolerancia de ciertos grupos que van a la marcha a manifestar sus resabios, sus frustraciones. Creo que esta marcha está en plena decadencia, se ha olvidado de su propósito, ahora se presta para casi todo.

Es frustrante ver tanta intolerancia y rencor en muchos jóvenes... Creo que algunos de ellos, que antes se vestían mezclilla y ropa ajustada, que gritaban consignas y escribían panfletos, ahora visten carísimos trajes y despachan en sendas oficinas del gobierno de la ciudad de México.