

38 dicen que aparento, según Sabina.
Gracias por los besos, los abrazos y las llamadas.
Nací siete días después de la matanza de 1968. Mientras este sujeto veía la luz por vez primera vez, sin entender aún que sería el motivo esencial de su contradictoria existencia, otros muchachos recibían una criminal palada de tierra. Matar era la respuesta del gobierno para aquellos que gritaban y exigían libertades cívicas y apertura democrática.
Tiempo de festejos y banderas olímpicas para algunos, tiempo de luto, rabia, coraje e impotencia para otros, luto en las banderas de algo que se llamó Consejo Nacional de Huelga.
Han pasado casi cuarenta años de esa matanza en la Plaza de las Tres Culturas. Se sabe quiénes dieron las órdenes, pero no se ha juzgado a nadie. En México no existe la justicia.
Procuro ir todos los años a la marcha del dos de octubre. Cada vez voy con más desaliento.
Amigos, les invito a ver y comentar las imágenes que capté en esta ocasión.
Gracias.